A la vida solo la tenemos una vez!! qué esperas vívela

Este año es tuyo, tómalo y exprímele hasta la última gota de felicidad, ¡porque la felicidad no es el fin sino el proceso!

martes, 1 de febrero de 2011

¡Adiós/hasta luego!

¡Soy yo de nuevo, y me da tanto gusto!. Hoy me encuentro en el Centro histórico de Puebla, y entre la ansiedad que ya me caracteriza, y el cansancio que hoy tengo, o más bien dicho, que me he causado (dormí poco más de cuatro horas), estoy esperando, sí, espero a dignarme a hacer mi tarea, a leer esas 37 hojas dobles sobre Mario Bunge, espero a que las copias de una par de libros estén listas, espero a que sea mañana de nuevo, espero a que alguien me llame y me diga que se muere de ganas por verme tanto como yo lo hago, espero a que este chicle de menta me provoque ardor estomacal, espero a que oscurezca, espero a que el estrés se vaya,en fin, espero mientras hago nada.
¿Alguien recuerda eso que dice: "al cuerpo lo que pida"?, si le hiciera caso a esta frase ya estaría durmiendo, después tomaría una deliciosa ducha, saldría a caminar mientras termina de secarse mi cabello, y estaría... ejercitando los músculos.
Me encuentro rodeada de ideas, saturada de proyectos y con la misma triste y casi nula organización, la puntualidad sigue haciéndome feos, y la comida vaya que me ha seducido últimamente. Pero lo que en verdad necesito en este preciso instante es un masaje intensivo, desde la cabeza hasta los pies, que recorra mi cuello liberando la tensión, que baje lenta pero fuertemente por  mi espalda, que deshaga cada nudo que me está acabando, quisiera que se acomodara mi columna con un tronar de huesos, quisiera que el masaje continuara con movimientos circulares y constantes, ya siento como esas "benditas manos" llegan a  mis piernas  (y me hacen suya), para ese instante ya estoy más que relajada, ¡oh mis pies!, en verdad que son sensibles, estoy rendida ante esas seductoras  extremidades, la fuerza, los movimientos y su ritmo me han hecho perder la noción del tiempo,  me han hecho olvidarme de todo menos de quien me está provocando tal placer. Pero qué manos, que tacto, porqué no los hacen para llevar, no cabe duda que al cuerpo lo que pide, encontré una nueva manera de pasar mi tiempo, y es bajo el dominio total de su piel, de sus dedos, de sus uñas, de su poder, he caído gustosa y lo haría de nuevo.
¿Por qué no están aquí, alrededor de mi cuerpo?, porqué estoy aquí, perdiendo el tiempo, porqué me he vuelto adicta a esas manos, porqué le cuestiono tanto a la vida que llevo.
¡Ansiosa digo adiós y esperanzada digo hasta luego!